La ciudad que fue

EXURGE SALTERIO

(Shabbath en Praga)

Canta joven rabino,
de pie en la sinagoga más antigua del mundo.
Tus palabras eternas
se agrandan en la noche,
detienen al Moldava junto al puente de Carlos
y hacen estremecerse sus estatuas.

Canta: que duela bajo la piel la cifra
de los tatuados por las hordas bárbaras
y sangren en los muros
los nombres de los sacrificados
incontables como arenas del mar.

Canta: Tu canto acallará las roncas
voces en la taberna de U’Tomache,
se escuchará el gemir de las doncellas
arrojadas como alimento de la soldadesca
y las historias que las madres cuentan
a sus pequeños
al entrar a las cámaras de muerte.

Canta: Ya Praga no es tan sólo
la ciudad más hermosa de la tierra,
sino el altar del mundo,
el sollozo del mundo,
el lento calofrío que estremece los huesos de los muertos,
que conmueve las piedras,
que recorre como un ala de sombra
desde San Jorge hasta la Malestrana.

Y tu voz no es tu voz
sino el río de voces de tu raza,
que se pone de pie para rezar contigo
encendiendo un fulgor de sacrificio,
removiendo una luz desesperada.

Y tu voz también sangra,
golpea en cada puerta, en cada tumba,
en cada piedra,
como un mar infinito de voces sin silencio,
para siempre despierta.

Canta, joven rabino.
Como el salterio biblico,
rompe tu corazón en este canto.
Peregrina de cielos tan lejanos,
de pie en la sinagoga más antigua del mundo,
te acompaño
con mi sangre, Ilorando.


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