Antiguas voces llaman

HUESPED NOCTURNO

 

¿Vienes de dónde, viento?
¿De los grises barrancos
donde las quilas tejen su maraña?
¿De los oscuros montes, fatigado
de agitar avellanos, maitenes, araucarias?
¿De las lomas abiertas donde el trigo
te cuchichea efimeras palabras?
¿De dónde vienes, huésped adorado,
a detenerte junto a mi ventana?

iAh!, si contigo en esta noche
pudiera irrne,
en tu carruaje de invisibles alas!
¿Me llevarías por las altas copas
de los pellines, sierra adentro,
por entre los pulidos campanarios
y sus locas agujas extasiadas,
bebedor de rocío, embaucador de juncos,
rondador de balcones, besador de hojarasca?

Entra, divino amigo pendenciero,
desgarra con tus manos olorosas
estas cortinas rancias,
sube aullando por las escaleras,
estremece las lámparas,
derriba estos retratos amarillos,.
en las alfombras baila
y que baile contigo toda la porcelana,
los chales incoloros de mis tatarabuelas,
el reloj lento, lento
y su lenta, lentísima campana.
Con tus manos de duende,
y con tus pies de duende,
desgarra este silencio,
esta sombra, esta nada.




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