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Acaso se lo cuente el vilano a la rosa:
Les vi cruzar riendo la vertiente.
Ella lo llama hermano.
El le decía esposa.
Y le dirá el lucero misterioso a la espiga:
Hoy les vi perseguirse por el prado.
El la llamaba amiga.
Ella le dijo amado.
Ha de agregar la noche, en llanto humedecida:
Los he visto. Caminan en un sueño.
El va diciendo mía.
Ella murmura dueño.
Acaso se lo diga
el vilano a la rosa
a la espiga el lucero
y la noche a la aurora
No lo sé, mas el viento
ha ahuyentado la sombra
y una alba de diamantes
de nuestras mano brota.
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