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La palabra del mal,
flor de montaña, sola;
helecho temeroso,
musgo de sol y sombra.
El río lleva un canto
de música monótona
y el rocío se llega
con pasos de congoja.
Viene del cielo el ave,
desplegada en su copa,
tendida como un arco
contra la tierra tosca.
Greda, greda la carne;
greda, greda la roca.
A cincel y martillo,
a látigo y escopla,
nace de entre mis manos
la desolada forma
que quiero Ievantar
hacia los cielos, loca.
Surge la noche inmensa
con su ventisca ronca:
Viento cordillerano,
ala quebrada, rota,
que se queja volando
como una voz llorosa.
¿Dónde, dónde tu mano?
¿Dónde, dónde tu boca?
La palabra del mal,
flor de montaña, sola
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