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Dulce hermana del agua, sensitiva
que al alba arrebató la noche airada;
hondo fulgor, sollozo y llamarada,
hermana del silencio, fugitiva.
La sed que abrasa mi alma, sed tan viva,
sed que todo consume y anonada,
viene a empujar mi sombra desolada,
mi libre voz, hacia tu voz cautiva.
Mi corazón muriendo entre la bruma,
barca de llanto y de melancolía,
busca tu mar de musical espuma.
Ya sólo tú en mi angustia estás presente,
oh, flor de soledad. Avanza el día:
En tu regazo caerá mi frente.
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